martes, 18 de mayo de 2010





Everybody needs a place to think

(Cada uno necesita un lugar para pensar)

En un paseo londinense, me senté en este atípico banco, mi mente estaba en blanco. Ráfagas de imágenes desconocidas venían a mi mente.

Una adolescente prendiendo fuego a su barrio.

Una niña que se comió la mitad de un helado.

Un niño que esperaba ver aparecer a alguien con una pepona en los brazos.

Una niña que le fascinaba las galletas de nata.

Una lechuga con hielos.

Un hombre que se acuerda cuando el mar le dejo seco.