Una pluma que hace cabriolas en el aire dejando huella con su tinta en el papel, el contador de palabras la sostiene firmemente con sus dedos largos y delgados.
Poeta que recoges las octavillas y las sostienes entre tus brazos con tu cuerpo y las meces.
Poeta que paseas con ellas y las letras se resbalan, los pensamientos vuelan y todo flota en el aire.
Flotando en el aire, tengo una lluvia de hojas blancas.
Hojas blancas que han deslizado en sus dedos.
Hojas blancas que flotan impermeables en el río con destino al mar.
Hojas blancas quietas en la tierra para poder germinar.
Veo como navega una hoja blanca por el río.
Al otro lado del océano, una niña hindú la recoge, no sabe leer, la seca, la siente, sonríe.
La alza al cielo y el la atrapa, empieza a llover una lluvia de letras.
El poeta ajeno a todo tiene el presentimiento que algo ha empezado a nacer
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