miércoles, 7 de enero de 2009

Me levanto sudorosa desnuda con las manos encima del vientre y tengo en mi pecho una estrella de ocho puntas, escucho el rugido de un león.

Quien me la puesto aquí, no lo recuerdo, mi dedo índice acaricia la piel de la estrella y de repente un escalofrío recorre sobre mi cuerpo.

Me traspaso a otro mundo, soy de otro mundo, no se, tal vez, quizás.

Fui a un parque, alguien me persigue, miro de reojo, no hay nadie siento que alguien me observa y en frente hay un estanque el reflejo del agua pensé, ¿ pero quien soy?, mire al estanque en su reflejo estaba yo y conmigo un león, pero en otra ciudad distinta.

Observe mi figura con un señor mayor, acerque mi mano al agua y pude oír lo que decía.

El señor mayor decía no debes de olvidar quien eres Ishtar, en ese momento un shock profundo me hizo que despertara y volviera a la realidad, me vi tendida mojada desnuda al lado del estanque.

Me sostenía los senos, mientras paseaba desnuda por la ciudad buscando mi casa, detrás venia un león la gente me miraba pero no decía nada.

Entre en un anticuario y al fondo de la habitación había un espejo donde me quede reflejada, el señor no estaba sorprendido me esperaba, me miro en silencio y no dijo nada.

Hipnotizada fui directa al espejo y allí, volví a traspasar el umbral, entre en una amplia habitación y empecé a recordar.

Ishtar eres la Diosa del Amor, el deseo, la seducción, la danza, la vida, el sexo y de la fertilidad, eres la Reina del Cielo y Señora de la Tierra, la inspiración de los demás estrella de la mañana y del anochecer.

Me acerque a mi padre Sin, el siempre me enseño a ser una dama bélica y a la vez licenciosa, algunas veces me enseño a blandear el arco sobre un carro tirado por sietes.

Mire a mi padre me dijo debes de volver y proteger a las prostitutas y aconsejar a las personas que quieren tener amoríos extramaritales.




No quiero volver quiero estar aquí con Tammuz descendí a los infiernos para arracancar a mi hermana el poder sobre la vida y la muerte, grite al portero que me abriera la puerta, abrí sietes puertas y en cada una de ellas se despojaba una de mis prendas y con ello mi poder, hasta que llegue desnuda e indefensa ante Ereshkigal que me mato y me colgó mi cuerpo en un clavo.

Todo el mundo empezó a languidecer y un amigo de la familia pidió a los dioses que resucitara del mundo de los muertos con comida y agua de la vida y así volví a la vida pero el precio que tenia que pagar es cada seis meses al año, Tammuz debía vivir en el mundo de los muertos. Mientras está allí, yo debería de lamentar su pérdida.

No quiero volver a ese mundo donde nadie me comprenda, estaré aquí con Tammuz mi bello y adorado esposo….

1 comentario:

Begoña Iranzo dijo...

¿es una adaptación de alguna historia o cuento indu? Me ha fascinado, muy interesante.
Begoña Iranzo